“A ver cómo quemo todo esto después”
“Cómo me estoy poniendo, tengo que ir al gimnasio”
“Después de tantos polvorones toca operación bikini”
“¿Vas a comerte todo eso? ya verás cómo te vas a poner…”
¿QUIÉN NO HA ESCUCHADO O PENSADO ALGUNO DE ESTOS COMENTARIOS DURANTE Y DESPUÉS DE LAS VACACIONES DE NAVIDAD?
Estas fechas suelen venir acompañadas de muchos reencuentros y planes sociales donde todo gira en torno a la comida. Y no solo nos rodeamos de comida, sino que también se suele hablar mucho sobre ello, recibiendo a menudo mensajes contradictorios: “vas a engordar mucho” “tienes que comerte esto” “¡no comas tanto de eso otro!”.
Es importante tener en cuenta que no podemos entender el comportamiento de una persona sin tener presente su contexto: en períodos vacacionales, nuestros hábitos alimentarios suelen variar para adaptarse a los cambios circunstanciales. Durante las Navidades podemos estar comiendo de forma diferente, ya que hemos aprendido culturalmente que estas fechas y la forma de relacionarnos está asociado a la abundancia en la alimentación. Por contrapartida, nuestro entorno sociocultural también nos dicta que comer más durante estos días equivale a algo muy desagradable como perder el control y carecer de “fuerza de voluntad”.
Conducidas por un gran sentimiento de culpabilidad, establecemos propósitos de año nuevo poco realistas, desagradables e insostenibles en el tiempo, relativos a dietas alimentarias y rutinas deportivas que nos lleven a recuperar el control.
¿Nuestro objetivo? buscar una aparente “solución” cuyo único fin es estético, “castigándonos” para intentar compensar los excesos previos y poder ajustarnos a las reglas establecidas.
APRENDEMOS A ODIAR NUESTRO CUERPO
Si nos preguntamos por qué las mujeres se esfuerzan tanto en estar delgadas, debemos primero considerar los estereotipos y normas culturales de las que nos empapamos:
- Aprendemos a rechazar los cuerpos gordos desde la niñez. Nos enseñan que estar gorda viene acompañado de numerosas consecuencias desagradables y que la delgadez es sinónimo de éxito y felicidad.
- Interiorizamos reglas rígidas con respecto a cómo deben ser nuestras figuras corporales y cómo debemos alimentarnos o comportarnos con respecto a nuestro cuerpo para encajar en los cánones.
- Vivimos sobreexpuestas a cuerpos “fitness” y delgados como normatividad en una cultura que invisibiliza y castiga con comentarios muy desagradables otro tipo de figuras corporales que no encajan a la perfección en dichos estándares.
Para muchas mujeres en nuestra sociedad, ser mujer implica sentirse gorda y las dietas y planes rígidos de alimentación se convierten en un estilo de vida.
Pero, ¿por qué debemos odiar nuestro cuerpo? ¿por qué debemos sentirnos culpables y llevar a cabo hábitos alimentarios que nos hacen sufrir? ¿Por qué tenemos que compensar los efectos de la alimentación con el único propósito de encajar en el cuerpo que la sociedad quiere?
¿PERO A QUÉ NOS REFERIMOS CUANDO HABLAMOS DE“COMPENSAR LOS EXCESOS”?
Hablamos de todo el repertorio de estrategias que aprendemos a lo largo de nuestra vida en la interacción con nuestro contexto sociocultural y que tienen como objetivo aliviar el malestar de haber incumplido las reglas sobre cómo y qué debemos comer y, consecuentemente, la posibilidad de engordar.
- Nos embarcamos en dietas, restringimos numerosos alimentos de los que habitualmente disfrutamos o incluso llegamos a etiquetar como “prohibidos” algunos de ellos.
- Acudimos al uso de productos “milagrosos” adelgazantes, detox, laxantes y diuréticos.
- Incrementamos de forma excesiva las actividades deportivas con el único fin de adelgazar, nos apuntamos a ese gym al que jamás hemos querido ir para realizar una actividad física que sabemos que no nos gusta.
Y TODA ESTA TORTURA… ¿PARA QUÉ?
- Restringir nuestra alimentación y prohibirnos alimentos que nos gustan hará que aumenten nuestras ganas de poder comer esos alimentos “prohibidos”, provocando un mayor malestar y sensación de pérdida de control a medio y largo plazo.
- Experimentaremos una elevada frustración al intentar conseguir de forma rápida objetivos poco realistas.
- En un intento por poner solución, aumentarán progresivamente los pensamientos y las sensaciones desagradables hacia la comida y hacia nuestro propio cuerpo.
DESPUÉS DE ESTAS FECHAS, NADA QUE COMPENSAR.
Pues la salud y los cuidados… van más allá de la “belleza”
¿Qué podemos hacer entonces a pesar de la culpa?
- Reestablecer nuestras rutinas alimentarias que sean sostenibles a largo plazo: podemos preparar alimentos que nos gusten para añadir a nuestra rutina en lugar de prohibirnos alimentos de los que sí disfrutamos. Mejorar la alimentación no pasa necesariamente por prohibirnos cosas, sino por añadir otras que puedan hacer nuestra alimentación más fácil y agradable.
- Recuperar o introducir actividades deportivas que nos gusten e impliquen movimiento sin resultarnos desagradables, en vez de “castigarnos” con horas infinitas en ese gimnasio, al que nunca hemos querido acudir, con un fin puramente estético y compensatorio.
- Incluir en nuestra rutina otras actividades gratificantes y dirigidas a nuestro autocuidado y disfrute, en lugar de permitir que la alimentación y la actividad física se conviertan en el eje de nuestras vidas.
- No realizar comentarios relacionados con la comida o forma física propia y las de otras personas, sobre el impacto de la comida sobre el cuerpo o las compensaciones que crees que deberías llevar a cabo para adelgazar.
- No reprocharnos lo ocurrido durante los planes sociales y comidas navideñas, pues gracias a estos acontecimientos hemos podido relacionarnos, nutrirnos y disfrutar de estos momentos en compañía de personas que son importantes para nosotras.
Tenemos derecho a comer turrón, polvorones, roscón de reyes… porque están ricos, porque nos apetecen, porque disfrutamos con ellos. Tenemos derecho a poder disfrutar de todo ello en la compañía de las personas a las que queremos, despojándonos de la culpa y sin necesidad de compensar nada. Somos más que lo que vemos en el espejo.
Si crees que tienes dificultades con esto, en ÍTACO podemos ayudarte y acompañarte durante el proceso.
Referencias Bibliográficas:
Glashouwer, K. A., van der Veer, R. M. L., Adipatria, F., de Jong, P. J., & Vocks, S. (2019). The role of body image disturbance in the onset, maintenance, and relapse of anorexia nervosa: A systematic review. Clinical psychology review, 74, 101771. https://doi.org/10.1016/j.cpr.2019.101771
Meyer, S. B. (2008). Functional analysis of eating disorders. Journal of Behavior Analysis in Health, Sports, Fitness and Medicine, 1(1), 26–33. https://doi.org/10.1037/h0100365.
Rodin, J., Silberstein, L., & Striegel-Moore, R. (1984). Women and weight: A normative discontent. Nebraska Symposium on Motivation, 32, 267–307.
Tanja Legenbauer; Sabine Schütt-Strömel; Wolfgang Hiller; Silja Vocks (2011). Predictors of improved eating behaviour following body image therapy: A pilot study. , 19(2), 129–137. doi:10.1002/erv.1017