La violencia obstétrica es el tipo de violencia que ejercen los/las profesionales sanitarios hacia las mujeres cuando estas acuden como pacientes para tratar temas reproductivos o sexuales. La violencia obstétrica puede darse tanto en forma de prácticas ginecológicas u obstétricas no consensuadas como en forma de comentarios deshumanizantes hacia las pacientes.
Lo que sucede en estas situaciones es que el profesional de la salud ignora las necesidades y deseos de la mujer que acude a consulta para recibir asistencia sanitaria.
Las consultas médicas deberían ser un espacio seguro en el que poder sentirte escuchada y atendida, no todo lo contrario.
¿Qué ejemplos de violencia obstétrica podemos encontrar?
- No administrarte anestesia durante una intervención dolorosa.
- Obligarte a parir en una posición determinada aunque tú expreses que estás incómoda.
- No dejarte decidir qué método anticonceptivo usar.
- Cuestionar tus decisiones como madre respecto al parto, la lactancia, etc.
- Realizarte una exploración ginecológica sin tu aprobación.
- No tener en cuenta tus posibles molestias durante la exploración vaginal.
Y además de estas prácticas, los profesionales de la salud pueden ejercer violencia obstétrica verbalmente, haciéndote comentarios irónicos o despectivos cuando lloras o gritas durante el parto, cuando expresas una molestia, etc.

Estas son situaciones que, por desgracia, se dan en algunas consultas de ginecología y obstetricia y que limitan la capacidad de las mujeres para decidir libremente sobre sus cuerpos.
¿Cuál es el origen de este tipo de violencia?
La violencia obstétrica forma parte de la violencia de género, ya que implica una discriminación hacia las mujeres, concretamente en el ámbito sanitario. Reconocer que la violencia obstétrica existe no significa desvalorizar el trabajo de los profesionales sanitarios, sino que ayuda a reflexionar sobre los errores para poder desarrollar mejoras.
La sobrecarga de trabajo y la falta de actualización que tienen los profesionales sanitarios hace que sea más difícil identificar y prevenir la violencia obstétrica. Como las consultas médicas están tan saturadas, algunos profesionales tienden a centrarse únicamente en los problemas de salud y dejan de lado las necesidades emocionales de los pacientes. Esto puede hacer que la experiencia de acudir al médico sea incómoda y angustiante.
A pesar de que la violencia obstétrica lleva existiendo durante siglos, la mayoría de personas desconocen lo que es, ya que muchas de estas situaciones están normalizadas en nuestra sociedad.

¿Cuáles son las consecuencias de esta violencia?
Los comportamientos despectivos e insensibles por parte de los profesionales sanitarios pueden generar sentimientos de ansiedad, miedo, inseguridad y soledad en las mujeres que están recibiendo asistencia sanitaria. Además, respecto a la salud física, prácticas como la episiotomía (corte para ensanchar la apertura de la vagina durante el parto) o la cesárea injustificada pueden aumentar el riesgo de complicaciones como hemorragias, desgarros vaginales o incontinencia urinaria.
¿Qué puedo hacer ante esta violencia?
- Identificar los comentarios despectivos que he recibido por parte del profesional sanitario y reconocerlos como una forma de violencia obstétrica. Algunos ejemplos de comentarios que relatan las mujeres que la han sufrido son: “no es necesario que grites tanto mientras empujas al bebé”, “¿de verdad piensas tener un hijo con la edad que tienes?”, “deja de llorar que te va a quedar mal la cicatriz”, “no sabes darle pecho a tu bebé”, etc.
- Solicitar apoyo a las personas de mi entorno y generar espacios de desahogo emocional en los que poder expresar lo que siento.
- Comunicar previamente lo que necesito y cuáles son mis límites a los profesionales que me van a atender.
- Presentar una reclamación formal en tu centro sanitario. Puedes encontrar información sobre cómo reclamar en la web de la Consejería de Sanidad de la Comunidad Autónoma en la que hayas recibido la asistencia sanitaria.
Y, ante todo, recuerda que tus emociones y tus experiencias son válidas. Si has sufrido este tipo de violencia, no tienes por qué sobrellevar el malestar sola, puedes pedir ayuda a un profesional de la psicología para que te acompañe y te ayude en el proceso.

Escrito por: Violeta Gómez
Referencias:
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