Hoy en día, estamos constantemente recibiendo información acerca del empoderamiento sexual, liberación y sexo sin tabúes. Pero ¿Cuántas veces ese empoderamiento está condicionado por las expectativas de los demás? ¿Cómo diferenciamos si es nuestro propio deseo el que nos dirige o si este está condicionado por la presión de conseguir visualizarse como una persona sexualmente liberada? No podemos valorar estas cuestiones sin tener en cuenta el contexto heteropatriarcal en el que se desenvuelven nuestras acciones. Por ello, identificar nuestro propio deseo y actuar en consecuencia a ello es lo que nos puede permitir avanzar en el camino hacia una mayor autenticidad personal, lo que nos ayuda a aumentar nuestra agencia y reducir la culpa, sin dejar de lado las influencias de las estructuras sociales que nos atraviesan.
Por lo tanto, ¿cómo podemos entonces, recuperar una sexualidad que sea nuestra?

1. Identificando las expectativas externas que han moldeado nuestro deseo
El deseo sexual no surge del vacío y este se construye en base a nuestras interacciones y la información externa que recibimos. En base a esto a veces es difícil distinguir entre que hemos construido desde nuestro propio deseo, y qué se ha producido en base a la necesidad del otro.
Desde que nacemos, la mirada masculina nos atraviesa, moldeando cómo entendemos nuestro cuerpo y nuestro deseo. El patriarcado, a través de la sexualización constante, nos enseña a concebir nuestra sexualidad como un medio de validación externa, generándonos la idea de que debemos estar siempre sexualmente disponibles y mostraros atractivas y deseantes. Como resultado, se termina actuando en función a ello, sin darnos cuenta de que estamos respondiendo a una mirada que ni siquiera necesita estar físicamente para ejercer su influencia. No es tan ajeno pensar en las conversaciones de pequeñas con amigas, donde el placer de las mujeres a menudo pasaba a un segundo plano o se ponía al servicio del placer masculino. El placer femenino en general solo se discutía en el contexto de la satisfacción de los hombres, ignorando la importancia de la autoexploración y la masturbación como fuentes de placer.
Plantéate algunas de estas preguntas:
- ¿Cuáles fueron los primeros temas que escuchaste hablar sobre sexualidad?
- ¿El placer femenino era un tema que se hablaba en tu entorno?
- ¿Qué influencias externas, como los medios o la cultura popular, han influenciado en la forma en la que entiendes el deseo?
- ¿Cómo estos mensajes han moldeado tu forma de entender el placer?
- ¿Cuánto ha influido la mirada masculina en tus decisiones sobre tu deseo sexual, incluso cuando no hay un hombre presente?
- ¿Cómo te muestras al mundo como alguien deseable?

2. Aumentando la escucha hacia nuestro cuerpo y deseo
Reconectar con el placer personal y entender lo que realmente nos excita es un proceso que requiere tiempo y paciencia. El autoconocimiento, más allá de la masturbación, es un paso fundamental en este viaje, permitiéndonos disfrutar de nuestro cuerpo.
Este proceso no es lineal, además de implicar una reflexión profunda sobre experiencias y creencias pasadas que han moldeado nuestra percepción del placer. Por otro lado, hay que tener en cuenta que muchas de estas creencias están arraigadas y requieren de un esfuerzo consciente para deshacerlas, por lo que es esencial abordar este viaje con compasión y sin prisa.
- Valida tu deseo sin juicio: práctica la autoaceptación. El deseo es único de cada persona según el contexto. Acepta que fluctúa y que no hay una única forma de experimentar el placer.
- Cambia tu dialogo interno sobre el placer. Muchas veces podemos sentir emociones asociadas al romper con la norma, como vergüenza o culpa. Para ello modifica este dialogo con afirmaciones como “el deseo es parte de mi bienestar” o “merezco disfrutar de mi sexualidad sin culpa”.
- Recuerda que la erótica no es solo física. Permítete sentir placer en otras áreas de la vida (redes de amigas, arte, danza…), fomentando tu bienestar y separando el placer del cumplimiento de normas sexuales rígidas.
Este proceso te invita a reescribir las narrativas impuestas y a abrazar tu propia historia de placer. Sin embargo, al buscar una sexualidad auténtica, es esencial comprender que nuestras experiencias son el resultado de interacciones dentro de en un marco patriarcal que influye en cómo vivimos nuestra sexualidad. Así, cada paso hacia el autoconocimiento se convierte en un acto de liberación que, sin embargo, también refleja las presiones sociales que nos rodean. Al celebrar tu deseo y disfrutar del placer, es fundamental entender que este camino es un desafío colectivo, donde cuestionar y transformar estas dinámicas resulta esencial para construir un espacio en el que el placer sea un derecho en lugar de un privilegio.
Escrito por:
Marta Gálvez Fernández
Bibliografía
Berbel, S. y Castany, B. (2024). Obedecedario patriarcal. Cuadernos Anagrama
Angel, K. (2021). El buen sexo mañana. Alpha Decay