BLOG

«No consigo estar solx conmigo mismx» Soledad: una tumba o un tesoro

Seguramente a tu alrededor has escuchado sobre personas que no son capaces de estar solas, incluso tú misma podrías haber experimentado este sentimiento en algún momento.

Para las terapeutas, es bastante común encontrarse con este problema en las personas que acuden a consulta, con verbalizaciones como “me gustaría saber estar sola”, “no puedo quedarme a solas con mis pensamientos porque me acabo sintiendo mal” o “sé que intento hacer todo tipo de planes para no quedarme a solas conmigo mismo”.

La soledad, aunque a menudo vista de manera negativa, es una experiencia humana universal que puede tener múltiples causas y manifestaciones. En este artículo, exploraremos las diversas facetas de la soledad desde una perspectiva psicológica, sus posibles causas, efectos en la salud mental y estrategias para afrontarla de manera saludable.

A lo largo del tiempo, el concepto de “soledad” ha sido objeto de interés por la comunidad, tanto a nivel popular como a nivel artístico o académico. Existen cuadros, películas, novelas, poesías que tratan de retratar y filosofar sobre lo que es la soledad.
Según la RAE, la soledad es la carencia voluntaria o involuntaria de compañía. Pero como dijo Albert Einstein, “no porque estemos rodeados de multitudes significa que no podamos sentirnos solos”. A nivel popular, es más conocida como una etiqueta a un sentimiento, normalmente con connotación negativa.

¿Cómo puede ser que haya gente que adore la soledad, que busquen momentos para estar a solas, y otras personas que le tengan miedo?

Las razones por las que se llega a un punto u otro son muy variables.

En primer lugar, es importante el aprendizaje desde la infancia. Las enseñanzas que tenemos día a día con nuestro entorno más próximo, las experiencias que vamos teniendo cuando nos quedamos a solas, cómo nuestro alrededor se relaciona con su propia soledad… Este primer contacto con “la soledad” influye en cómo nos iremos sintiendo y desenvolviendo con los años.

Después, cuando comienzan los primeros pasos hacia la independencia, donde ya no estamos 24 horas vigilados por no tener suficiente autonomía, comienzan a darse nuevas experiencias y actividades en soledad. La típica imagen que todos tenemos en mente del adolescente que se encierra en su cuarto para “estar solo”: ¿Realmente lo hace porque le gusta aislarse? ¿Está huyendo de algo que le genera malestar en compañía y estar solo es una manera de evitarlo? Sea como sea observamos que hay un proceso de “emancipación” del entorno en todo proceso vital.

Además de estas etapas de vida existe un aprendizaje transversal a ello. Y es que no podemos olvidarnos de los mensajes que recibimos de la sociedad. La soledad y todas sus ramificaciones no dejan de aparecer en medios de comunicación, redes sociales, películas, libros, podcast de bienestar… y todas apuntan en una dirección: la soledad no es deseable para nadie, hay que evitarla a toda costa.

Por otro lado, puede ser que cuando nos encontremos mal, la compañía de otros sea una ayuda fácil o al menos una distracción del malestar. Por eso, cuando nos quedamos solos es normal que el malestar emerja y asociemos estas situaciones a solas con momentos desagradables, sobre todo si no tenemos las herramientas de manejo emocional.

Antes de continuar, lanzo a los lectores y las lectoras unas preguntas para reflexionar:

Los filósofos como Aristóteles ya planteaban las dos caras del ser solitario: la persona que busca el aislamiento y la soledad porque no sabe relacionarse socialmente, o aquella persona que busca la tranquilidad y la libertad que se puede encontrar en el estar solo.

Las imágenes del ermitaño y del sabio que vive en plena paz y armonía se entrelazan, y la diferencia no está en la cantidad de tiempo que pasa en solitario sino en el “para qué” busca estar a solas y los resultados que obtiene.

Desde un punto de vista psicológico, buscar el máximo provecho de los momentos con nosotras mismas puede darnos un beneficio inmenso, tanto a nivel de salud mental como de herramientas de las que solo nosotras tenemos el control.

En un mundo que fomenta el frenesí y el no parar de un lado a otro, encontrar momentos de tranquilidad para una misma puede resultar un reto, así que, la primera parte de este proceso será buscar estos momentos. De igual manera que programas un viaje o reservas un hueco para ver a una amiga, este espacio debe tener la misma importancia (o más).

El segundo paso, es hacer de esos momentos en soledad una situación agradable, donde el objetivo número uno es el autocuidado y disfrute personal. Podemos empezar por generar una lista de actividades que alguna vez nos ha gustado o hemos pensado que nos gustaría. Este podría ser un ejercicio de creatividad, ya que se trata de hacer una lluvia de ideas donde hasta la actividad más disparatada la vamos a anotar. Después, seleccionamos algunas de esas ideas y las planificamos en la semana. Sí, es necesario planificarlo y no esperar a que ocurra espontáneamente.
Estas actividades que vamos a realizar en solitario pueden ser tanto dentro como fuera de casa. Incluso actividades que estamos acostumbrados a hacer en compañía podemos utilizarlas para condicionar espacios agradables en soledad, como por ejemplo ir a nuestra cafetería favorita, ver una película u obra de teatro o disfrutar de un concierto.

Además de planificar nuevas actividades, aprovecha los momentos cotidianos para hacerlos especiales para ti. Por ejemplo, el momento de ver una película o leer un libro pueden potenciarse haciendo tu entorno más agradable: música de fondo que te guste, velas o aromas que hagan de la habitación un sitio más agradable, prepararte tu bebida favorita, darte un capricho… Esto podría aplicarse a cualquier otra actividad diaria, como el momento del baño, cocinar o relajarse en el sofá. Incluso el momento en el que te quedas a solas después de un día fuera de casa se puede convertir en tu momento favorito del día, asociándolo a cosas que sean buenas para ti.

Cuando estés con otras personas, habla sobre las actividades que has hecho a solas y sobre qué aspectos te han gustado de ellas, compartid los detalles de vuestros mejores momentos a solas. Vamos a darles la importancia que merecen y llevarlas al mismo nivel que otras actividades que haces en tu día a día.

Aunque a menudo se asocia con sentimientos negativos, la soledad también puede ser una oportunidad para el autodescubrimiento y el crecimiento personal, y una herramienta cuando la necesitemos. Por otro lado, es fundamental reconocer cuándo la soledad se convierte en un problema que afecta nuestra vida diaria y buscar ayuda profesional si es necesario para que nos ofrezcan una atención y ayuda personalizadas.

Compartir en redes:

Facebook
Twitter
LinkedIn

Artículos relacionados

Puede que esta frase que sirve de titulo para este post la hayas escuchado en boca de alguna persona de tu alrededor o incluso la hayas podido pensar o verbalizar tu mismo/a. Es muy común tener un discurso de estas...

Escrito por:

La depresión es un problema ampliamente conocido no solo por los profesionales de la Psicología, Psiquiatría, y otras disciplinas, sino también por el gran número de gente que la ha sufrido personalmente o por alguien de su entorno. Los últimos...
Antes de dar respuesta a esta pregunta, algo que no haremos realmente en este artículo -como explicaré a continuación-, es imprescindible hacer una aclaración. Del mismo modo que han expuesto mis compañeras en otros artículos del blog de ÍTACO y como explicamos...

Escrito por:

Seguramente en algún momento de nuestra vida TODOS/AS hemos vivido alguna ocasión en la que no hemos tenido ganas de hacer algo… (hacer deporte, quedar con amigos/as, salir a tomar algo, apuntarnos a algún curso o actividad que tanto nos gusta…). Incluso,...

Escrito por:

ÍTACO
En algunas ocasiones, ayudar a una persona cercana a nosotros a sentirse mejor puede ser una tarea complicada. El objetivo de esta entrada es conocer 8 claves para ayudar a una persona que se está sintiendo triste: 1.- Pregúntale cómo se siente y cómo puedes ayudarle....

Contáctanos

Te ayudamos

Nos puedes contactar en 915 760 087 o 640 949 625. Si prefieres, puedes enviarnos tu número y nosotros te llamamos.

Presencial

Online

Idiomas

Responsable: INSTITUTO TERAPÉUTICO DE ANÁLISIS DE CONDUCTA (ÍTACO PSICÓLOGOS) Finalidad: Atender tus consultas y envío de información. Legitimación: Consentimiento del interesado. Destinatarios: No se cederán datos a terceros. Derechos: Puedes ejercer los derechos de acceso, rectificación, supresión detallados en nuestra política de privacidad.

Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.