BLOG

¿Por que le doy tantas vueltas a todo?

Me levanto de la cama y ahí están, ya no me deshago de ellos en todo el día. “Mañana tengo una reunión muy importante, ¿les gustará mi propuesta?, si no es lo suficientemente innovadora van a pensar que soy un inútil, ¿seré mala/o en mi trabajo?, ¿y si les parece poco? ¿y si me despiden?….”. “No tendría que haberle dicho eso, es que siempre meto la pata, ¿le habrá molestado?, quizá debería hablar con ella, ¿y si se ha enfadado y no quiere hablar conmigo?, ¿pensará que no la quiero?, me va a dejar por torpe…”. “Estoy de los nervios con el examen, ¿me acordaré de todo?, espero que no se me olvide escribir nada importante, es mejor que repase para asegurarme, no me va a dar tiempo a repasar todo el temario, ¿y si suspendo?, tendría que haber estudiado más…”. ¡STOP!

Es probable que tras leer esta cadena de preocupaciones estés agotada/o, y no es para menos, lo que acabas de experimentar es la desagradable sensación de no poder parar los pensamientos, de quedarse “atascados” y ser incapaz de desconectarte de ellos. Estos pensamientos repetitivos, intrusivos e incontrolables están relacionados con acontecimientos futuros cuyos resultados son inciertos (preocupación), o con eventos pasados, especialmente cuando son pérdidas o fracasos (rumia). Nos abordan en infinidad de ocasiones a lo largo del día y nos da igual cuál sea su contenido, lo que verdaderamente nos interesa es que todos y cada uno de ellos sean negativos.

¿Por qué los tengo? ¿Para qué sirven? Es normal que cuando nos encontramos ante situaciones novedosas, inesperadas o importantes, tengamos la necesidad de sentir seguridad, que todo está bajo control y podemos reducir la incertidumbre que le rodea. Algunas veces, influyen nuestras expectativas sobre cómo deberían ser las cosas y, otras veces, los sentimientos de angustia.

En cualquier caso, la preocupación constante y la rumia se desencadenan como estrategias de regulación, para obtener la sensación de que controlamos la situación y reducir el malestar que tenemos, pese a que los resultados no dependan de nosotras/os e, incluso, no podamos hacer nada para cambiarlos, haciéndonos sobreestimar lo útil que es darle vueltas a todo y focalizando negativamente la atención en nosotros mismos.

Esto perpetúa la preocupación, la rumia y el malestar, llevándonos a conclusiones sesgadas y catastrofistas que nos anticipan el peor escenario posible como forma de protegernos de futuras emociones negativas.

Pero, ¿lo que me pone nerviosa/o es comentar la propuesta? ¿Lo que me hace sentir mal es haberle dicho algo a mi pareja que quizá hoy no le diría? No necesariamente. Puede ocurrir que la situación de incertidumbre a la que nos enfrentamos se haya asociado negativamente y el mero hecho de entrar en contacto con ella (por ejemplo, con la sala de reuniones o con el enfado de mi pareja) me ponga nerviosa/o y me genere malestar, desencadenando pensamientos anticipatorios y un bucle de verbalizaciones del tipo “debo ser bueno en mi trabajo”, “debería pensar antes de hablar”, o pensamientos rumiativos “tengo que repasarlo para no cometer el mismo error que la otra vez”, “ya se enfadó antes por algo parecido”.

Estos pensamientos no son aleatorios, son resultado de la historia de aprendizaje, es decir, de nuestras experiencias previas y creencias, y es su tono negativo el que afecta a nuestro estado de ánimo y nuestra conducta influyéndose los tres mutuamente, lo que nos conduce a una orientación ineficaz hacia los problemas por la que pensamos que preocuparnos es la mejor forma de resolverlos (ya que pensar en todas las alternativas posibles me proporciona sensación de control), con la que iniciamos un repertorio conductual igualmente ineficaz como comprobar si me sé el examen, buscar información que confirme si a mi novia le ha molestado aquello que le dije o evitar asistir a la reunión por si me despiden (puesto que, aparentemente, me estoy encargando del problema, aunque realmente no haya hecho nada).

Todas ellas nos alivian temporalmente, pero a la larga se pueden convertir en un patrón de comportamiento habitual que produce el efecto contrario al que buscamos, aumentando nuestro malestar, inseguridad o culpa, disminuyendo nuestra capacidad de tolerar la incertidumbre y generando ansiedad o tristeza.

Cuando has empezado a leer este texto hipotetizaba que ya estuvieras cansada/o, y es que la preocupación y la rumia nos pueden llevar a un estado de hiperalerta, una activación que nos hace sentir nerviosos, que acelera nuestra respiración y ritmo cardiaco, y dificulta que conciliemos el sueño porque, de noche, estoy a solas con mis pensamientos, sin distracciones.

Por eso, si en algún momento has experimentado algo parecido que haya afectado a tu estado de ánimo, tu trabajo o tu vida social, lo mejor es buscar ayuda profesional para gestionar de forma adecuada estos pensamientos negativos repetitivos ya que, al igual que aprendemos unas estrategias de regulación, podemos aprender otras más adaptativas que nos ayuden a manejar aquello que nos hace sentir mal.

Compartir en redes:

Facebook
Twitter
LinkedIn

Artículos relacionados

Escrito por:

Es probable que en alguna ocasión hayas presenciado, o incluso vivido, cómo tras contar un problema o una situación difícil por la que estás pasando, la conclusión a la que llega tu círculo es que, lo mejor que puedes hacer...

Escrito por:

La crianza de un/a hijo/a es una época llena de descubrimientos y desafíos, donde emergen dudas ante las decisiones que se van tomando. Desde los primeros pasos, hasta las complejas decisiones en adolescentes, establecer límites claros y normas coherentes es...

Escrito por:

La conducta suicida es un problema sociosanitario que cada vez adquiere mayor relevancia, ya que constituye una de las principales causas de muerte no naturales a todas las edades.   A pesar de ello y del bombardeo de noticias sobre...

Escrito por:

La relación entre la imagen corporal y las problemáticas psicológicas relacionadas con la alimentación es compleja y multifacética. En un mundo obsesionado con las apariencias, es fácil caer en la trampa de la insatisfacción con nuestro propio cuerpo. La distorsión...
Bien es cierto que, con el paso del tiempo, en la historia ha ido surgiendo una renovación de los roles en la pareja. Sin embargo, la forma clásica de entender el amor romántico perdura, es decir, en la práctica social del amor,...

Escrito por:

¿Qué son las emociones? ¿Por qué me siento así? ¿Se pueden controlar? Es común encontrarnos con este tipo de preguntas dentro y fuera de consulta. Los/as profesionales que trabajamos día a día con las emociones y su gestión, nos encontramos...

Escrito por:

Este fin de semana me lo he pasado increíble, fui a hacer senderismo con Carla. Que paseo más bonito. Nos cruzamos con un… Un… Sí hombre, con un… El bicho este…Que iba con su cría… Por favor, cómo se llama...

Escrito por:

La autoestima es la valoración que una persona tiene de sí misma. También puede definirse como un conjunto de verbalizaciones con las que uno se describe a sí mismo. Estas verbalizaciones implican relacionar la forma corporal y la conducta personal con una serie de...

Escrito por:

“Soy insegura” “Soy muy insegura cuando tengo que…” “Mi inseguridad no me permite hacer…” Estas son algunas de las frases que más escuchamos en la consulta, incluso posiblemente las habrás escuchado en repetidas ocasiones en el día a día, o...

Escrito por:

ÍTACO
“Si no te quieres a ti misma/o, no te va a querer nadie” “Si no te quieres a ti misma/o, nadie lo hará por ti” “Es muy difícil amar a alguien que no se quiere a uno misma/o” ¿A quién...

Escrito por:

ÍTACO
¿Qué es la personalidad? ¿Es algo monolítico? ¿O se puede cambiar? ¿Sólo tenemos una? ¿O podemos tener varias? En definitiva… ¿Quién soy yo? Este último interrogante ha sido una de las grandes PREGUNTAS (con mayúsculas) de las que tanto se...

Escrito por:

Ansiedad, enfado, frustración, incertidumbre… Son algunas de las emociones que pueden acudir a nosotros/as cuando nos tenemos que enfrentar a una tarea administrativa y… es bastante esperable. En el presente artículo voy a explicar por qué puede ocurrir esto y...

Contáctanos

Te ayudamos

Nos puedes contactar en 915 760 087 o 640 949 625. Si prefieres, puedes enviarnos tu número y nosotros te llamamos.

Presencial

Online

Idiomas

Responsable: INSTITUTO TERAPÉUTICO DE ANÁLISIS DE CONDUCTA (ÍTACO PSICÓLOGOS) Finalidad: Atender tus consultas y envío de información. Legitimación: Consentimiento del interesado. Destinatarios: No se cederán datos a terceros. Derechos: Puedes ejercer los derechos de acceso, rectificación, supresión detallados en nuestra política de privacidad.

Escríbenos
ÍTACO Psicólogos
¿Cómo podemos ayudarte?