Seguramente en algún momento de nuestra vida TODOS/AS hemos vivido alguna ocasión en la que no hemos tenido ganas de hacer algo… (hacer deporte, quedar con amigos/as, salir a tomar algo, apuntarnos a algún curso o actividad que tanto nos gusta…). Incluso, es posible que a veces esperemos que las ganas aparezcan solas, pero esto no surgirá de forma espontánea, ya que, si no lo hacemos, cada vez iremos teniendo menos ganas. Por eso, cuanto más dejemos una actividad, más nos costará volver a retomarla.
El estado de ánimo tiene una relación directa con el nivel de actividad y las ganas que tenemos de hacer cosas. Cuando estamos con un estado de ánimo bajo es probable que no nos apetezca hacer “nada”, llegando incluso a evitar cualquier actividad o encuentro, quedándonos en casa, generando que el malestar persista e incluso aumente. Sin embargo, cuando seguimos activos, saliendo y realizando actividades que distraen nuestra atención de aquello que nos está generando malestar, probablemente nuestro estado de ánimo mejore.
Al principio cuando empezamos a realizar alguna actividad solo nos fijamos en el coste o esfuerzo que supone: salir de casa, vestirnos, movernos del sofá cuando estamos tan tranquilos/as viendo una serie…. Y no tenemos en cuenta las consecuencias agradables o reforzadores que obtendremos cuando lo hagamos como pueden ser la satisfacción o el bienestar. ¿A quién no le ha sucedido que le daba pereza ir al gimnasio y finalmente cuando va y acaba la actividad se sintió mucho mejor de lo que estaba antes?
O seguramente alguna vez has vuelto de un plan X al que te daba tanta pereza ir y terminaste pasándotelo MUY BIEN y con ganas de más. Además, solemos experimentar este tipo de pensamientos en momentos así cuando no nos apetece salir:
“seguro que no me lo pasaré bien”, “uf, qué pereza”, “con lo bien que estoy en casa”, “tengo que ir hasta X sitio y voy a tardar mucho” o “no me apetece nada arreglarme”.
Todos estos pensamientos nos generan PEREZA y DESGANA, por tanto, EVITO IR AL PLAN, y como consecuencia de ello, BAJA NUESTRO ESTADO DE ÁNIMO porque dejamos de ponernos en contacto con reforzadores positivos como pueden ser:
SONRISAS ABRAZOS ELOGIOS RECONOCIMIENTO
GESTOS AMABLES MENSAJES VERBALES AGRADABLES ATENCIÓN
Entonces, ¿qué CONSECUENCIAS obtendremos si decidimos “hacer algo”?
- Cuanto más hagamos alguna actividad, más aumentarán las ganas de hacerlo. (Cuanto más vaya a clase de pilates, más ganas tendré de volver a ir).
- El cambio resultará más fácil si se empieza poco a poco. (Es mejor empezar a ir al gimnasio 2 o 3 veces a la semana, que de repente ir todos los días).
- Obtendremos la consecuencia positiva de hacerlo en ese mismo momento y esto a su vez hará que aumente la probabilidad de que volvamos a repetirlo. (Justo al acabar la clase de pilates, me encuentro mucho mejor, por tanto, la consecuencia es inmediata y aumenta la probabilidad de que vuelva la semana que viene).
- Mejorará de forma progresiva nuestro estado de ánimo. (Poco a poco me iré sintiendo mejor).
- Poco a poco irá disminuyendo el coste de realizarlo. (Cada vez me costará menos esfuerzo preparar la mochila para ir al gimnasio).
“Somos nosotros/as quienes tenemos que empezar a hacer cosas para que las ganas aparezcan, aunque al principio no nos apetezca o no disfrutemos de ellas”.
Por tanto, cuando no tengas ganas de hacer algo, ¡HAZLO!
