¿Por qué tenemos miedo?

por Jun 8, 2018Blog0 Comentarios

Todas las personas sentimos miedo en algún momento de nuestra vida; incluso podemos decir que sentimos miedo de forma indefinida a algo, por ejemplo “tengo miedo a volar”, o “tengo miedo a hablar en público”.

Estas afirmaciones hacen que pensemos que el miedo en muchas ocasiones es algo con lo que nacemos o que adquirimos de forma irreversible. Sin embargo, esta es una afirmación incorrecta.

El miedo es una respuesta que aprendemos

Es la consecuencia de nuestra interacción con el medio. Si no existiera dicha interacción no aprenderíamos a tener miedo a algo o alguien.  Por tanto, la afirmación correcta es decir que el miedo es una respuesta aprendida, al igual que aprendemos otras conductas como esquiar, montar en bici o nadar.

La diferencia en este caso es que el miedo es una respuesta emocional. Aprendemos a sentirnos de una forma concreta ante un estímulo concreto. Este estímulo puede ser una cosa, una situación o una persona, como por ejemplo un avión, hablar en público o a un profesor.

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¿Cómo aprendemos a tener miedo?

El aprendizaje del miedo se puede dar por diferentes causas:

  • Se puede dar por una asociación de estímulos: esto quiere decir que un estímulo que en principio no nos generaba una respuesta emocional concreta, por asociarse, es decir, unirse a otro estímulo que sí la generaba hace que empiece a producir la misma respuesta en la persona.Volviendo al ejemplo del avión: yo no nazco teniendo miedo a volar, sino que lo más probable es que en una de las interacciones que he tenido con el avión (una de las veces en las que volé), se dieran unos factores que hicieron que sintiera esa respuesta, que a su vez ya era aprendida (por ejemplo: el vuelo fue complicado, hubo muchas turbulencias….).

    Esta asociación ha hecho que el avión, que era donde me encontraba mientras sentí esas emociones, se asociara a los estímulos que la provocaron, haciendo que ahora sea el propio avión lo que elicite la respuesta de miedo sin la necesidad de esos estímulos (mal vuelo, turbulencias).

  • Tenemos que decir que el miedo no solo se da por asociaciones “simples”, sino que muchas veces también interfieren nuestros pensamientos. Por ejemplo; la próxima vez que vaya a montar en un avión, pensaré que voy a encontrarme con la misma situación y que lo pasaré muy mal, aumentando así la respuesta de miedo.
  • Por otro lado, también podemos aprender a sentir miedo sin haber experimentado la situación, es  decir, por medio de un aprendizaje vicario o por observación.
    Esto se da cuando observamos cómo otra persona reacciona a una situación o estímulo sintiendo dicha emoción. Si seguimos con el ejemplo del avión, yo puedo aprender a sentir miedo a subir a un avión, viendo películas donde suceden accidentes aéreos, recordando aquellas noticias sobre accidentes que se han ido produciendo a lo largo de nuestras vidas o porque un familiar o amigo me cuenta sus experiencias negativas en un avión.

    Aunque podemos aprender a sentir miedo de diferentes formas, lo importante es saber que el miedo es aprendido y por tanto también se puede desaprender, aprendiendo a sentir otras emociones más ajustadas a esas situaciones, personas o cosas.
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¿Cómo vencer al miedo?

 

  • El primer paso para ello es darnos cuenta justo de eso, de que tenemos el poder de aprender a dejar de sentir miedo. Podemos dejar de sentir miedo al avión, a hablar en público, a ciertos animales (las conocidas fobias) e incluso aprender a dejar de sentir miedo a situaciones sociales que nos puedan generar emociones negativas y desajustadas, que hacen que no podamos enfrentarnos a esas situaciones como nos gustaría.
  • El segundo paso será descubrir qué ha causado este aprendizaje y qué variables pueden estar influyendo y afectando en éste, como por ejemplo, los pensamientos que podamos estar experimentando o qué cosas estamos haciendo mal para continuar con la respuesta del miedo. Es importante saberlo, ya que cómo nos comportamos cuando sentimos miedo es parte del mantenimiento del mismo: si cuando siento miedo decido evitar o escapar de la situación, persona o cosa que me genera ese miedo, lo que estoy haciendo es mantener o incluso aumentar el miedo al no enfrentarme a él, ya que cada vez que no lo hago confirmo mi hipótesis y por tanto mi emoción se hace aún más estable e intensa.
  • El tercer paso será tomar la decisión de cambiar ese miedo, y eso se hará cambiando nuestro comportamiento.

    De nosotros depende ese cambio, por tanto, la única pregunta que nos tenemos que hacer es ¿queremos superar el miedo?

    Está en nuestras manos conseguirlo, cambiando los comportamientos que hacen que éste se mantenga.

    Si vemos que solos no somos capaces de enfrentarnos a ello, lo mejor es pedir la ayuda a un buen profesional.