La dieta: ¿aliado o enemigo?

Sep 18, 2019Blog0 Comentarios

En la sociedad en la que vivimos la dieta siempre está presente.Antes de verano para la operación bikini, después de verano para preparase para el siguiente, en Año Nuevo como nuevos votos o promesas para empezar bien el año….sea como sea, siempre hay algún momento que nos recuerda que no estamos del todo a gusto con nuestro cuerpoy deberíamos o nos gustaría cambiarlo.

 El problema de todo esto, es que son “momentos” los que nos lo recuerda y no el día a día; y esos momentos hacen que queramos soluciones rápidas para alcanzar nuestro objetivo. De ahí que las dietas sean un mercado en auge en nuestros días: desde la dieta de la manzana, la alcachofa, batidos verdes, o proteínas…

Sabemos que suelen ser dietas con resultados rápidos (en la mayoría de los casos), pero ¿también es una solución duradera y estable? Me temo que la respuesta a esa pregunta es NO: todos sabemos que una vez dejamos de hacer esas dietas milagrosas, el peso  y las costumbres anteriores vuelven. Por ello, si queremos sentirnos bieny mantenernos así, sin tener que tomar medidas extras en periodos determinados, deberíamoscambiar la percepción de dieta por estilo de vida. La solución no está en elegir una dieta u otra, sino en cambiar nuestro comportamiento con respecto a la comida,creando un estilo de alimentación diferente, que durará el resto de nuestra vida.

Y…¿Cuál es la diferencia?

A diferencia de una dieta, decidirte por un cambio en tu estilo de vida elimina varios factores clave y peligrosos, como ponerse una fecha o peso tope (eliminando así el peligro de que cuando acabe esa fecha, uno vuelva a sus costumbres, y por tanto a volver a ganar todo el peso perdido y volver a sentirse insatisfecho o descontento consigo mismo). Por el contrario,el incorporar esos nuevos hábitos a tu estilo de vida, hará que sea algo constante, que forme parte de lo que eres y cómo decides vivir.

Por otro lado, no será una “condena” o “sacrificio” que hay que pasar durante X tiempo para estar bien o sentirse a gusto, ya que no supondrá grandes sacrificios y restricciones (como suele pasar con las dietas milagro).

Muchas veces el tener un alimento prohibido y estar tanto tiempo sin poder comerlo aunque uno lo desee, hace que cuando uno ya pueda hacerlo, lo haga de forma descontrolada e inadecuada. Esto es uno de los peligros que queremos prevenir y evitar cambiando tu forma de alimentarte.

 

¿Cómo empezar a cambiar?

Después de leer todo lo anterior, muchos podéis pensar que es algo muy complicado cambiar la relación de uno con la comida, sin embargo no es así. Se necesita ser constante y sistemático, al igual que para aprender cualquier habilidad nueva.  

  1. Cambiar el “chip”:dejar de pensar en una dieta específica  y empezar a pensar en una forma de vida y alimentación, donde la relación con la comida será mucho más sana y menos tóxica.
  2. Educarnos en alimentación: Establecer una dieta variada, donde comamos todo tipo de alimentos en las proporciones aconsejadas. Por ello, es necesario aprender y entender qué características tiene cada tipo de alimento, qué te aporta y cómo deberías utilizarlo.
  3. No solo somos lo que comemos, sino también el ejercicio que hacemos.Por tanto, un estilo de vida sano no solo incluye la alimentación sino también el ejercicio físico.

Con respecto a esto, es importante no caer en el mismo truco que las “dietas milagro”, y buscarte “ejercicios milagro”, donde prometen que en 3 semanas tendrás tu cuerpo perfecto; o machacarte con ejercicios que no están aún a tu nivel y por tanto exigirán mucho de ti y lo más probable es que lo acabes dejando.

Al contrario, lo que se tiene que hacer, es poner objetivos acorde con nuestra condición y posibilidades.De nada sirve intentar correr 5 km si lo máximo que hemos hecho en estos años ha sido andar hasta el mercado.

Por eso se tiene que ir poco a poco, ayudándonos de estrategias para ello. En este caso, en psicología usamos y aconsejamos utilizar el moldeamiento:partir de un objetivo que uno ya puede conseguir y esté en su historial conductual e ir aumentando según vaya consiguiendo los siguientes objetivos/pasos y los vaya manteniendo. Lo más importante no es solo ir poco a poco, sino  también recompensarte por ello, es decir, darte una recompensas por cada avance que vas consiguiendo. Crean o no, la recompensa es un gran aliado.

4. Establecer nuevas pautas de alimentación: tan importante es controlar la variedad de las comidas, como controlar cuándo las comemos. Muchas personas están acostumbradas a comer cuando sienten ansiedad, algo les preocupa o como distracción. Ser consciente de por qué estamos comiendo: si es por hambre, por nervios o por aburrimiento nos ayudará a determinar qué necesitamos hacer en esos casos, ya que si tenemos ansiedad por mucho que comamos no vamos a poder disminuirla o resolver lo que nos esté causando ansiedad.

5. Trabajar en la motivación: ¿Creíais que nos íbamos a olvidar de ella? Pues os equivocabais, ya que la motivación es un elemento primordial para casi todo en nuestra vida. En este caso, para poder mantener una motivación alta y constante en todo el proceso, es importante tener unos objetivos claros de por qué se quiere realizar ese cambio.

Por ello, lo primero que hay que hacer es una lista de qué objetivos te llevan a querer cambiar: no solo me refiero a la pérdida de peso u objetivos físicos, sino también a objetivos más personales (por ejemplo: sentirse bien con uno mismo, aumentar la autoestima, vivir más sano..); y tener esos objetivos presentes en todo momento.

6. Crear metas y submetas para ayudarte: no solo hablamos de metas de peso (Ej: bajar 5 kilos), sino más bien en cambios de comportamiento: Ej. objetivo beber 2 litros de agua diarios; comer 1 pieza de fruta al día….

Estos tipos de metas o submetas te ayudarán a no enfocarlo como una dieta con un fin (el perder esos 5 kilos), sino que van más enfocados a submetas orientadas a un fin en sí mismo: cambiar tus hábitos y tu estilo de vida, que siempre va a ir acompañado de sentirte más sano, y más a gusto.

Ahora tienes la oportunidad de elegir un nuevo cambio, de dejar de lado esas dietas milagro, donde requieren  grandes sacrificios y solo te hacen sentirte bien durante un tiempo limitado, y empezar a aprender estrategias para sentirte bien siempre, por dentro y por fuera.

 

 

Referencias:

  • Rehm, L.P (1991). Métodos de autocontrol.En Caballo, V.E (comp): Manual de técnicas de terapia y modificación de conducta. Madrid, Siglo XXI (capítulo 27).
  • Mahoney, M.J.; Mahoney, K. (1984). Control permanente de peso. Una solución total al problema de las dietas. En Trillas (Ed).
  • Vera Guerrero, M.N; Fernández Santiago, M.C. (1989). Prevención y tratamiento de la obesidad. Martínez Roca
  • Calvo, R. (1992). Trastornos de la alimentación (I y II). E. Echeburúa (Ed). Madrid. Pirámide