¿Sabes lo que es el edadismo? ¿Habías oído o leído alguna vez esta palabra?
Pese a ser un término bastante desconocido, hace referencia a un tipo de discriminación muy extendida.
El edadismo fue un término propuesto por Robert Butler en 1969. Se define como los estereotipos y prejuicios en relación con la edad, y que llevan a una discriminación hacia las personas en función de esta (Butler, 1969).
Si traducimos esta definición y la operativizamos, podríamos definir el edadismo como una serie de reglas verbales que tiene la persona en relación con la edad y que pueden influir en su comportamiento de distintas formas, llevando, en algunos casos, a conductas discriminatorias hacia otras personas. Además de estas reglas verbales, también hace referencia a una serie de respuestas emocionales aprendidas asociadas con la edad.
Si bien el edadismo afecta a todas las edades y podemos encontrar prejuicios hacia los jóvenes, adultos y hacia las personas mayores, es cierto que la población que más discriminada se encuentra por esta razón es la compuesta por las personas mayores.
De hecho, en 2021, la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (ACNUDH), el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (DAES) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), publicaron un informe donde se pedía actuar urgentemente para combatir el edadismo por las graves consecuencias que tiene para la sociedad (OMS, 2021). El edadismo empeora la salud física y psicológica de las personas mayores, reduciendo su calidad de vida (Ministerio de Sanidad, 2022).
En nuestro día a día, podemos encontrar múltiples ejemplos de comportamientos edadistas, algunos más implícitos que otros. Las siguientes verbalizaciones son una muestra de ellos:
- “Esta mujer no puede vestir así porque tiene 60 años”
- “Abuelo, tú siéntate ahí”
- “Déjalo, que lo hago yo”
- “A tu edad qué vas a pedir…”.
En general, agrupa conductas como el empleo de términos despectivos para referirnos a una persona mayor, tratar a la persona como dependiente o de manera infantil, no tener en cuenta la opinión de la persona, permitirnos cierto trato y comportamientos que con otras personas no haríamos, realizar bromas sobre su estado físico y limitar de antemano sus capacidades y lo que puede hacer.
De manera más implícita, también encontramos una exclusión hacia esta población al no tener en cuenta los grandes cambios generacionales y exigirles una rápida adaptación sin tener en cuenta que es la sociedad la que debe adaptarse a las personas que la componen. De hecho, recientemente con la campaña “soy mayor, no idiota”, Carlos San Juan solicitaba la garantía de una atención presencial en los bancos para las personas que no saben o no quieren utilizar internet.
Pese a ser mucho el trabajo que tenemos que realizar como sociedad para eliminar la discriminación existente por razón de edad y ser muchas las contribuciones que la psicología puede aportar para disminuirlo, en este artículo, además de centrarnos en presentar este fenómeno para ayudar a las personas a ser conscientes de sus propios comportamientos edadistas (algo que puede favorecer su reducción), nos centraremos en describir ciertas reglas verbales que las personas mayores pueden presentar en terapia y que pueden influir en la intervención.
En este sentido, cabe aclarar que estos prejuicios no solo se dan hacia el resto de personas, sino que también pueden presentarse hacia uno mismo. Es decir, las propias personas mayores pueden tener autoprejuicios en relación con su edad que pueden afectar al cambio en terapia.
¿Y a qué hacemos referencia cuando hablamos de estos autoprejuicios y cuál es su influencia en las intervenciones psicológicas?
Como se ha señalado anteriormente, el edadismo puede definirse como reglas verbales y respuestas emocionales aprendidas en relación con la edad. A este respecto, las personas mayores pueden presentar ciertas verbalizaciones (reglas verbales) que pueden impedir acudir a profesionales de la psicología, limitar los objetivos que plantean al acudir o hacer menos probable el cambio clínico.
Ejemplos de ellas pueden ser las siguientes:
- “¿Para qué voy a cambiar ya para los años que me quedan?”
- “A mi edad… qué voy a pedir, ya no puedo tener relaciones sexuales.”
- “A mi edad… es totalmente normal que esté triste.”
- “¿Para qué voy a aprender una nueva afición?”
- “Yo ya solo doy la lata.”
- “Mi opinión no cuenta.”
- “Para lo que me queda… No voy a buscar nuevas amistades.”
Los problemas psicológicos son problemas de comportamiento. Desde que nacemos, vamos aprendiendo a comportarnos en función de las consecuencias que nuestra conducta tiene en nuestro ambiente. Al ser problemas aprendidos, son problemas que se pueden cambiar. Esto es así seas una persona joven o una persona mayor.
Por tanto, no hay una diferencia que avale estas reglas verbales. Si bien es cierto que las personas mayores tienen una gran historia de aprendizaje detrás y pueden presentar ciertos patrones de conducta muy aprendidos, ya que han sido mantenidos durante años, el cambio es posible.
Sin embargo, la resignación a la que llevan estas reglas verbales limita este cambio. Asumir normalidad en la tristeza que puede sentir una persona mayor es precisamente la que favorece la misma. Por consiguiente, es fundamental que el/la terapeuta detecte estas reglas verbales, explique al cliente la existencia de estos prejuicios y los debata con él o ella a la hora de establecer los objetivos en terapia. Asimismo, es probable que, a la hora de llevar a cabo la intervención, y siempre partiendo del análisis del problema individual por el que acuda la persona, sea necesario moldear dichas reglas con el objetivo de modificarlas.
Por tanto, es importante que el/la terapeuta sea consciente de sus propios prejuicios que pueden llevarle a asumir ciertos comportamientos como normales simplemente por la edad de la persona, así como estar alerta para detectar estas reglas verbales que la persona puede presentar para moldearlas verbalmente en sesión si la demanda de la persona lo requiere para el cambio clínico y llevar a cabo la intervención evitando dichos prejuicios.
Referencias
Butler, R. (1969). Age-Ism: Another Form of Bigotry. The gerontologist, 9, 243-246.
Organización Mundial de la Salud (18 de marzo de 2021). El edadismo es un problema mundial – Naciones Unidas. Organización Mundial de la Salud. https://www.who.int/es/news/item/18-03-2021-ageism-is-a-global-challenge-un
Ministerio de Sanidad (14 de julio de 2022). Promoción del buen trato. Prevención del edadismo. Ministerio de Sanidad. https://www.sanidad.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/Prevencion/EnvejecimientoSaludable_Fragilidad/BuenTrato_Edadismo.htm
*Referencias imágenes:
Lil Artsy – Pexel ©
Nothing Ahead – Pexel ©